jueves, 17 de marzo de 2011

Reflexiones desde el margen # 14

Libertad y rebeldía

El hombre, malparido por el universo, producto de él, fracturado de él, gestado en su infinito vientre multíparo, hecho del mismo barro vacío que las estrellas, retorciéndose palpitantes en la oscuridad impenetrable de su naturaleza las mismas causalidades originarias... es un ser caído y abandonado a su propia mismidad, a la materialidad impúdicamente consciente, absorta y pasmada, condenado a ser libre, doliente de libertad, sangrándole la libertad como una herida de guerra. No hay escape a la libertad, ella es el hombre, y ella es la consecuencia de la aparición de la conciencia, de la débil luminaria ante el cáliz. Perdido en el mundo, vive el hombre a la interperie, al pairo (ya he hablado de ello antes, por ahí). Imágenes, dioses, mundos cálidos y seguros en los que guarecerse, donde encontrar brújulas que prometen rumbos fijos, finales felices... son imágenes soñadas, espejismos de frescos y verdes oasis en el desierto. "Estar aquí" y la libertad, son el alfa y el omega; después, y sólo después, en forma de derivada, viene todo lo demás: la angustia lacerante, moneda de cambio corriente en todo el orbe, angustia opresora ante el desamparo de la intuición inefable, angustia creativa, angustia sublimada en obras de arte eternas, en poesía inmortal, angustia destructora, angustia hacedora de dioses abrazados por cientos de millones; la huida cobarde, la pobre huida, la huida del herido y tambaleante, la huida del actor moribundo; el engaño, el ardid seductor del mundo falso, a medida, la argucia tramposa de la promesa, la falsa vida; el miedo seco, amargo, el miedo a la desaparición, al olvido, a la ausencia, a la soledad, al dolor, a la libertad, a "estar aquí"; la debilidad, la maligna debilidad, fuente de todos los actos execrables, dañinos a nuestros semejantes;.... la rebeldía sagrada, rebeldía grande, rebeldía valiente, rebeldía digna... fuerza humana, trágicamente humana de mantenerse en pie y erguidos en el páramo ventoso, única forma de preñarnos de amor, fuerza vital que nos convierte en guerreros, en soldados que enarbolan la lucha como principio de vida, en motor de los actos, en estar aquí y querer estar aquí, en saberlo, desnudando el pecho y enfrentándolo al viento, bien anclados los pies en el polvo del suelo. Rebeldes al engaño, al miedo, a la huida, a la angustia cegadora, a la maldad del cobarde, a la debilidad del injusto, manteniéndonos despiertos y alertas... mientras la pequeña luminaria nos ayuda a intuir lo que las palabras no pueden controlar...

10 comentarios:

  1. Dicen que el miedo es el motor que genera, en este caso,la angustia, la huida, el engaño...y hasta la rebeldía. Pues bienvenido sea si nos convierte en guerreros dispuestos a la lucha por las causas justas.
    Un abrazo.

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  2. Hola Gloria
    Creo que la rebeldía auténtica, la rebeldía lúcida, no es una emoción, o un mecanismo psicológico, sino màs bien un estado vital, una configuración del espíritu, libremente escogido, absolutamente consciente, producto de la confrontación trágica del hombre con su propia naturaleza, que forja y permite la capacidad de luchar, que hace que ésta sea inagotable, que nos convierte en guerreros. Amaremos entonces con intensidad, seremos sensibles a la injusticia -a la cercana y a la lejana- actuando al respecto, aprenderemos a vivir con nuestra propia muerte como con una buena amiga, y habitará en nuestro interior la paz y el silencio del guerrero.

    Un fuerte abrazo

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  3. Ay!Sois Azuaga y tú,seres inteligentes,tan realistas que estremece...

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  4. Texto espléndido una vez más, en el que cada subrayado (angustia, huida, miedo, debilidad…) merecería un comentario aparte, a lo que no me atrevo para evitar la descortesía de alargarme mucho. En todo caso, comparto ese horizonte de la libertad como rebeldía; como rebeldía de verdad. No de baratillo y moda. No de extravagancia y caricatura. La rebeldía heroica de ser quienes nos corresponde. Y que, como Héctor frente a Aquiles, no nos acobarde la previsible derrota.

    Un saludo.

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  5. Muchas gracias, Veridiana, por tu comentario elogioso. Me siento muy honrado por ello.
    Pero no hay mérito alguno. Las inmersiones de profundidad a las cavernas de nuestra existencia -quizás es una mala metáfora- están al alcance de cualquier persona. Sólo es necesario levantar, mejor dicho, destruir, las múltiples barreras que acotan nuestro confortable y controlado mundo -hecho de sonidos prefabricados, imágenes prefabricadas, ideas prefabricadas-, para, apaciguando el espíritu, silenciando el agotador y cansino bla bla bla interior, poder ver y oír, sin filtros, sin crítica, con plena aceptación. Buscar la experiencia directa de la existencia. Vivir.

    Un fuerte abrazo

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  6. Rebeldía lúcida, libertad, silencio interior: vivir, cada uno desde su sitio, con honor -ya hablaremos del honor- y con dignidad -también lo haremos-. Vivir manteniéndonos en pie.

    Muchas gracias, Antonio, por tu compañía
    Un fuerte abrazo

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  7. A eso le llamo yo, reflexionar con lirismo. No filosofaré sobre la rebeldía porque mi universo es tan limitado que filosofando pecaría de pagana, pero sí te diré que me aferro a la acepción de tu última frase (“rebeldes al engaño…”), que por cierto, es prerrogativa de unos cuantos pero no de todos los hombres, puesto que esta sería la utopía de quienes sustentan una ética incólume. Sí, bogo por esa rebeldía, con causa y con efecto.
    La lucha, como principio de vida, es innata, es nuestro instinto de supervivencia que se potencia con el saber en la trascendencia del obrar. El hombre acapara la insignificancia de un grano de arena y la grandeza del universo en su delicado equilibrio… ¿Para qué querría más? Con más no sabría qué hacer. ¿Para qué querría menos? Con menos no sabría sobrevivir. Paradojas que barajamos en este juego cotidiano de “ser” porque no nos queda más remedio.
    Mis disculpas, estimado J.M., estas son las reflexiones que me han disparado las tuyas, las cuales apenas rozo desde mi modesto lugar de poeta.

    Un fuerte abrazo.

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  8. Los poetas, Liliana G, sois redentores, como en algún lugar de este sitio escribo -no me gusta la palabra "blog"-. Sois los únicos que, usando las palabras, os podéis deslizar al margen de las palabras. La poesía corresponde a un orden superior de comunicación

    Muchas gracias por tu comentario
    Un fuerte abrazo

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  9. Releo de nuevo tu reflexión sobre la libertad y rebeldía con un ánimo diferente cuando lo hice por primera vez.
    He perdido la brújula que me prometía un rumbo fijo y un final feliz ,quizás eran solo espejismo en ese desierto de soledad en que todos nos encontramos.
    Lástima que la ilusión de la felicidad dure tan poco, en seguida aparece la angustia,la debilidad, el miedo.
    Te agradezco tu reflexión.
    Un fuerte abrazo.

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  10. Somos autores de nosotros mismos. Autores y actores. Existe un tercer espacio: la butaca del espectador. Buen lugar cuando todo parece agrietarse a nuestro derredor. Observar al actor doliente, al autor canalla. Observar sin actuar. Suceden entonces cosas... lo que se agrieta es la angustia, el miedo... y puede que surga cierto germen de auténtica rebeldía.

    Gracias por tu comentario
    Animo y un saludo

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