domingo, 13 de febrero de 2011

Reflexiones desde el margen # 9

Plaza de Tahir, 12 de Febrero

Una imagen: sábado 12 de Febrero: cientos de personas reconstruyendo la Plaza de Tahir, trozo de baldosa a trozo de baldosa, aglutinados y movidos por una misma fuerza, primigenia, originaria, atávica, muy anterior a lo infantil. Un renacimiento de la auténtica democracia? No. Algo mucho más previo y básico. Organizados sin organizadores. Entendiéndose sin palabras. La sonrisa en los labios y la alegría emergente como géiser que surge desde lo profundo y oscuro. Un arpa en cada corazón, preñada de notas armónicas con las de los demás. Ni una sóla atonía. Y todos agachados, recomponiendo cada centímetro...
Sobrecogedora imagen. ¿No intuís un atisbo, un brote, de inocencia primaria, original?. Esa inocencia anterior a la era del ego; inocencia que es potencia, sin miedo, toda libertad, sin angustia -sin angosturas-, plena de espacios abiertos.
Cuánto durará la música, antes que aparezcan las primeras notas desafinadas y todo se convierta en ruido?
Un retoño en un erial seco, una preciosa burbuja... de vida fugaz. Lástima.

lunes, 7 de febrero de 2011

Reflexiones desde el margen # 8

La alegría y otras emociones

Alegría, como fumarolas submarinas, abisales. No está mal. La alegría, como la melancolía o la ansiedad, es un estado de ánimo oscuro, de profundas raíces que se adentran en la conciencia/materia que somos, funcionando como una vía de subida de lo oscuro a lo claro. Me explico. Creo que la alegría funciona siempre de abajo arriba. Reacciones químicas, consecuencia de reacciones químicas, consecuencia a su vez de otras reacciones químicas –así hasta no acabar-, en el seno de ese mundo oscuro que es la intimidad de la materia,  tienen como consecuencia, de forma caótica, sin orden, sin propósito,  el desarrollo de una conexión con la superficie, una especie de emergencia, abriéndose un puerto in/out hacia la propia percepción y, por tanto, el yo y el otro. La percepción es de placer, expansión, gozo. A la percepción se le asocia inmediatamente una causa. Se le inventa una causa, sobre la marcha, ya que estamos diseñados para construir un mundo habitable, comprensible, computable, asociando vínculos entre significantes y significados. Y también comunicable. Lo que no tenía propósito ni causa, ahora ya forma parte de un relato, que será también el relato de otros. De esta manera el hombre construye la historia. Lo oscuro emerge y se transmuta en algo que nada tiene que ver con el inicio de semejante movimiento. Así nace también el tiempo, consecuencia de la enumeración consecutiva de las percepciones.
¿Existe una manera diferente de actuar ante ésto? Puede. Parece imposible o al menos improbable que uno pueda gobernar el proceso caótico interior, el hardware y sus emergencias. Sería como pretender ver el reflejo propio en la superficie de un estanque de aguas tranquilas, estando sumergido en su interior. Pero uno puede observar, sin actuar, todo el proceso. Se abren nuevas expectativas, posibilidades. Dejar ocurrir, sin intervenir. No dar el siguiente paso, es decir la interpretación a partir de la percepción, la invención del mundo habitable y seguro. Hacer esto nos aleja de la realidad, nos hace vivir en un mundo inventado de ficción. No hacerlo, nos acerca al margen, justo desde donde asomarnos al espacio profundo del mundo previo a las palabras.
Mientras, mirad... las hojas caen una tras otra...

Reflexiones desde el margen # 7

Vivir al pairo

Vivir al pairo, sin pretender captar el instante. No hay instantes que capturar, sólo esperar alerta el buen viento, con los aparejos listos. Quizás así uno consiga conjurar el hechizo que llamamos tiempo.

A veces me funciona la abstracción, el alejamiento real, deslizándome a la parte de mí más originaria: el espectador silencioso multidimensional, sin edad, sin tiempo y sin porqué.

Sólo a veces...

...mientras me envuelve la fragancia de las hojas de invierno, recién caídas, humedecidas por la lluvia.